Relaciones tóxicas.

 ¡Hola lectores!

Esta semana he seguido al pie de la letra el nombre del blog (De hoy no pasa), para compartir con vosotros/as, antes del fin de semana (cuando acostumbro a publicarla), la entrada semanal. Por el título ya podréis imaginar sobre qué trata, así que os ahorraré la breve y habitual introducción. Además, estoy casi segura de que muchos/as de vosotros/as, al igual que yo, os habéis topado alguna vez con relaciones de este tipo; por tanto, sabéis de lo que hablo. 

¡Comencemos!

Una relación tóxica puede causar numerosos "daños", de distinto tipo, siendo una clara muestra de destrucción. Pero, cuando hablo de relación tóxica, no necesariamente me refiero a una relación sentimental; así, estos vínculos tan insanos pueden generarse con amigos/as, en el trabajo, e incluso entre familiares. Lo cierto es que siempre hay un factor común presente en ellas, y suele ser el afecto o la proximidad, lo cual dificulta el proceso de "ruptura" para salir de ellas. 

Hablando en términos de destrucción, puede resultar fácil imaginar el hecho de saber diferenciar una relación tóxica de otra que no lo es, pero para la persona que se encuentra envuelta en ella no es tan sencillo. Así, se tiende a normalizar desde la subjetividad cualquier comportamiento en la relación, aunque "desde fuera" sea visto de forma muy distinta. Entonces, ¿qué podemos hacer para distinguirlas?

Pues bien, en primer lugar, se basa un poco en la experiencia y en lo ya conocido; es decir, si siempre has estado en relaciones tóxicas, costará más que sepas que lo son. De lo contrario, sabrás cuando ciertos comportamientos no son normales o idóneos. Así, habrá que observar la dinámica de la relación y lo que aporta cada miembro a la misma, tratando de analizar si pesan más (son más habituales o constantes) los momentos "malos" o los "buenos". De esta forma, si en una relación abundan: los comentarios hirientes, la privación de libertad, la manipulación, o el victimismo (entre otros); estaríamos hablando de algo tóxico. 

Ahora bien, para abordar el difícil reto que supone superarlo para no volver a caer en ello, se aconsejan algunas de las siguientes claves:

Evitar el autoengaño. Para ello, es necesario saber identificar que se trata de una relación tóxica, y como consiguiente, aceptarlo/reconocerlo después de hacer autocrítica sobre la situación y sobre los sentimientos generados al estar con esa persona.

Perder el miedo al abandono. Dicho miedo, es algo muy frecuente entre las víctimas de una relación tóxica, ya que para ellas es imposible imaginar vivir sin esa persona, debido a la dependencia existente. Así, son capaces de tolerar todo tipo de comportamientos, con la finalidad de no perder a dicha persona. Por lo tanto, el primer paso radica en aceptar que es posible vivir sin su compañía, pues nadie es indispensable en la vida de nadie. Para ello, debe fomentarse el amor propio y la capacidad de valerse por uno mismo.

Comprender que el funcionamiento de una relación no depende únicamente de una persona. La responsabilidad afectiva es cosa de ambos, por tanto, no es justo que sea solo uno mismo quién intente solucionar los problemas o mejorar la situación. 

Para finalizar, me gustaría mencionar algunas de las consecuencias acarreadas tras mantener una relación tóxica, con el fin de hacerlas visibles. Con esto, cabe destacar el desarrollo de problemas de autoestima y el deterioro en cuanto a la salud mental, en general. Dichos problemas, pueden continuar presentes después de haber salido de la relación, empeorando así, las posibilidades de mantener otras relaciones futuras. A ello, pueden sumarse una serie de traumas secundarios que se manifiestan en autolesiones, trastornos alimenticios, depresión o ansiedad.

Antes de despedirme, quería animaros a ofrecer vuestra ayuda a todas aquellas personas de vuestro entorno que estén pasando por algo similar, aunque no sea un camino de rosas, lo necesitan.



Gracias por leerme. ¡Nos vemos!

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